El escritor colombiano Fernando Vallejo (admirado y recordado siempre con afecto) ponía en boca de su narrador caudaloso que cuando no podía dormir, se ponía a contar «hijueputas», en lugar de ovejitas… qué error, qué inmenso error, así no hay quien pegue ojo, salvo por agotamiento. Hace tiempo, y al hilo de algunas lecturas, suelo coger el sueño con la placidez que da el recordar las personas extraordinarias con las que me he cruzado y en lo que me han dado… se duerme que ni con laúdano y da menos dolor de cabeza que este. La teoría, como siempre, es impecable, la práctica es más complicada.
La voz de ese narrador no puede tomarse un respiro.
Si no es de Hijueputas, hace recuento de difuntos, para eso tiene siempre a mano
su Libreta de Los Muertos.
Luego está Céline en Norte; durmiendo siempre con la ropa puesta para estar
…***de pie en el acto!!***
El narrador de esta novela dice:
*** Para dormir hace falta optimismo, además de alguna comodidad****
Excelente dormir conciente, despierto de un ojo y en estos estados tambien ser productivo..