Uno como este pescó El Astrónomo una noche muy larga, es decir, una noche de andada tremebunda, con Patxi Asirón (Potzolo) recitando a César Vallejo en su considerando en frío, porque llovían cuerdas. A la vuelta vivía Ramón Irigoyen, que escribió aquel estupendo poema que es «La Dulce Venecia regala bombones a Pamplona». Como Ramón hacía vida de lector nocturno, íbamos a su casa de la Mañueta porque siempre tenía la puerta abierta.
Después de dar muchas vueltas por aquí y por allá, un chamarilero, ya fallecido y con cariño recordado, le vendió ese delfín a Pablo Antoñana, quien lo colocó en su biblioteca como un trofeo… Le conté a Pablo la historia, pero pensó que era invención de gamberros salidos de I vitelloni.
https://vivirdebuenagana.wordpress.com/…/la-dulce-venecia-…/
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