Un amigo me avisa de que está prevista su publicación para el próximo diciembre, algo que yo ignoraba. Sospecho que su publicación va a dar lugar a episodios entretenidísimos y que la jarana la tenemos asegurada. De no haber mediado unas imperdonables canalladas, hace un año que podría haber estado en la calle. Todo lo sucedido desde entonces (y antes también) lo cuento en otro ensayo. La mala leche persigue a este libro desde que apareció por primera vez en la primavera de 2006 hasta ahora mismo. No se trata de una reedición, sino de una reescritura con abultadas aportaciones inéditas y nuevos episodios de la vida de Baroja, como se verá y podrá comprobarse (unas mil páginas de texto y casi 1.200 notas), pero todo vale si de desacreditar un trabajo se trata… Esto me coge ya muy cansado y aburrido del mundo barojiano. Despedida y cierre. No hay tiempo y en este trabajo lo he perdido a conciencia y no puedo dar una respuesta satisfactoria a la pregunta ¿Para qué? Melancolía del tiempo y el esfuerzo en balde. Bah, ya ando por otras trochas.
¡Venga, chotas, al tajo! Ya estáis tardando en ir con el cuento al Dosdedosdefrente.
En la recién publicada biografía de George Orwell (ediciones El Salmón) Bernard Crick se pregunta:
«¿Qué clase de biografía he intentado escribir, y sobre qué clase de hombre?».
A preguntas parecidas respondes de manera clara y directa en el primero de los capítulos de Baroja a Escena: «Pío Baroja de nuevo o el porqué de este libro». En mi opinión, después de esa introducción, uno debería emprender la lectura del libro libre de prejuicios ante el mito literario, y a las sucesivas y reiteradas contradicciones del personaje-escritor en el enfrentamiento con la realidad de su tiempo, ponerles buena cara porque a saber qué desmadre hubiésemos hecho nosotros en su lugar. No
me acuerdo ahora de quién dijo que una buena biografía debe cambiar la imagen que uno tenía de la persona biografiada, pero es cierto, si no el aburrimiento está asegurado.
Y regreso a Bernard Crick: » Cuando se vuelve necesario especular, cuando cierto vacío en los testimonios parece crucial para la coherencia de otras partes del relato, hay que decirlo con claridad.
He intentado hacer un uso moderado de expresiones como «es probable», «tal vez» y » cabe pensar», pero recurro a ellas cuando lo dicta la coherencia. Un biógrafo tiene el deber de mostrar cómo ha llegado a sus conclusiones, y no fingir una omnisciencia; y debería compartir con el lector todo aquello que esté sujeto a debate, que resulte problemático o dudoso».
Así para mí tu libro sobre Baroja. Del encono y la mala baba a cuenta de su publicación sigo sin dar crédito. Espero que de verdad se publique antes de navidad para poder encargárselo al Olentzero.
Me gustaMe gusta
Muchas gracias, Gustavo. El colmo es que me he limitado a hablar de lo que tengo delante de las narices, de lo que está escrito, de lo que el propio Baroja escribió de sí mismo.
Me gustaMe gusta