BIBLIOFILO Y OTROS, SEGÚN ciryl CONNOLLY

LO COMPRÉ Y LEI EN SAN JUAN DE LUZ EN NOVIEMBRE , CUANDO VIVÍA EN EL 1 DE LA RUE DE LA CORDERIE LEGEKO ETXEA. EN ESTA MÍNIMAFICCIÓN MEMORIOSA CONNOLLY HABLA DE SU PROPIA MANÍA DE REUNIR LIBROS DE SUS AUTORES FAVORITOS, YA SEA JOYCE O HOPKINS Y DEL MODO DE CONSEGUIRLOS, SIN EXCLUIR EL HURTO, PERO TAMBIÉN AÑADE OBSERVACIONES LUMINOSAS SOBRE SU PASIÓN LECTORA COMO ESTA: LOS QUE AMAN ARDIENTEMENTE LOS LIBROS CONTITUYEN SIN SABERLO UNA SOCIEDAD SECRETA, EL PLACER DE LA LECTURALA CURIOSIDAD HACIA TODO Y UA MALEDICENCIA SIN EDAD LOS UNEN.

SUS ELECCIONES JAM´S SE CORRESPONDEN CON LAS DE LOS COMERCIANTESNI VON LAS DE LOS ACADÉMICOS. NO RESPETAN EL GUSTO DE LOS OTROS. VAN A ALOJARSE EN LOS INTERSTICIOS Y LOS REPLIEGUESLA SOLEDAD, LOS OLVIDOS, LOS CONFINES DEL TIEMPO, LAS COSTUMBRES APASIONADAS, LAS ZONAS DE SOMBRA, ES DECIR EN LO QUE NO ESTÁ DE MODA, LOQU, EN OCASIONESLES CONVIERTE EN DETECTIVES LITERARIOS.

ELLOS SOLOS FORMAN UNA BIBLIOTECA DE VIDAS BREVES. SE ENTRELEEN. EN EL SILENCIOA LA LUS DE VELAS, EM EL RINCÓN DE SU BIBLIOTECA, MIENTRAS QUE LA CLASE DE LOS GUERREROS SE MATAN ENTRE ELLOS CON ESTR´PITOY QUE LA DE LOS COMERCIANTES SE DEVORAN ENTRE ELLOS GRITANDO EN BAJO LA LUZ QUE CAE A PLOMO EN LAS PLAZAS DE LAS CIUDADES.

PIENSO EN LOS BUCADORES DE RAROS Y RAREZAS, YO MISMO EN OCASIONES, PERO MÁS JOVEN. AHORA PREFIERO EL REBUSCO EN MI HETEROTECA, FRUTO DEL JAPONÉS TSUNDOKU

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