Hace un rato estuve charlando con mi mejor interlocutor, Matías Gascue, el de La Huerta de Larequi, taberna non stop en Moriremos nosotros también, desbarre, mayúsculo, y sin ayuda de negronis, solo con el cielo oscurecido de la tarde tormentosa, llegamos a una conclusión: que en la sesera guardamos recuerdos, a modo de nubes raras, de asuntos que parecen no ya imaginarios, sino inimaginables. Es decir que es imposible inventárselos ni por asociación de ideas tras ingerir un ajo de colorines o fumado un par de petardos de afgano del bueno. Si los cuentas, te dirán que son mentira, peliagudo asunto ese. Y las nubes ahí siguen, esperando el turno de entrar en una página.
Moriremos nosotros también
Richard
Richard, fúnebre canción de Léo Ferré que hunde sus raíces en una amistad rota, la soledad del bar, del último trago rehusado, tras haberse preguntado por los cuadrilleros, amigos, cómo saberlo, del tiempo ido, si todavía viven… Yo prefiero no acordarme de aquellos cuadrilleros, ni vivos ni muertos, ni de los jolderlines del pueblón, ya he hablado bastante de ellos y de los alcúrnicos de la Cuadrilla Basura también, en Moriremos nosotros también, aunque Richard haga su aparición de reparto junto con el fondista solidario de su hermanito, a quien le pareció bien que le zurraran al amigo Paquito Arizcun, por rojo y por separatista, en Torresmotzas del Baruglio, bajo los porches, no tiene pérdida, por tener los amigos que temía, ahí es nada… Eh, monsieur Richard, el último para el camino!… Ni caso.
De «En Bayona bajo los porches» a «Moriremos nosotros también» (18 años)
Moriremos nosotros también
Llevo años dándole vueltas, cuando menos al título. Al comienzo, hacia 2012 o 2013 era una cosa, ahora es otra. La di por terminada hace un mes, la víspera de venirme para Baztan. ¿Purga del corazón, ejercicio de memoria o crónica de una época? De las tres hay y mucho desbarre también, que ese es su subtítulo. Lo de esperpento está ya muy gastado. El tiempo apura y algunas páginas, como estas, son para mí urgentes. Vencidos puede, callados no.
La cubierta es un diseño de Xavier Idoate.
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