tiburcio de redín, soldado y misionero

o que en el curso de la misma le entrega una cadena de oro que llevaba puesta.

fue una de mis lecturas infantiles.

Pero un asombroso suceso puso término a todos esos choques de personalidades; tras dos meses de preparación, el 26 de julio de 1637, el barón de Bigüezal tomaba el hábito de novicio de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, en la que cambiaría su nombre a fray Francisco de Pamplona.

La drástica decisión causó general estupor, no solo por lo brusco del cambio, de una condición a otra tan opuesta, sino por las particulares características del futuro hermano lego. Lo cierto es que tenía un temperamento endiablado. El marqués del Amparo, descendiente suyo, le describe como «iracundo». También es retratado como «libertino, jugador, camorrista, burlador de la justicia, pendenciero, despótico con los inferiores, altanero con los iguales, irreverente con los superiores». De «hombre tremendo y desbaratado» le calificó un mesonero, que sufrió sus iras.

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