
Es inútil buscar pruebas de la connivencia dolosa de una parte significativa de la magistratura y las instituciones judiciales españolas, no ya con el gobierno del PP, que también, sino con el franquismo y sus supervivientes, torturadores o encubridores y alentadores de crímenes relacionados con la represión policial y las cloacas del Estado. Digo que es inútil porque ellos mismos las suministran a diario.
Ahora mismo, la fiscalía que se ocupa de los exhortos que llegan desde la Argentina relacionados con la querella contra el franquismo, en su grosero intento de proteger no ya a Billy el Niño, un repugnante criminal, sino a su encubridor y a quien le condecoró por los servicios prestados que van apareciendo a la luz: Rodolfo Martín Villa, plenamente consciente de las actividades del policía, de ese y de otros policías, como la inmensa mayoría de la magistratura de la época ante la que se denunciaban en vano malos tratos y torturas. En cualquier otro país, el fascista Rodolfo Martín Villa, en lugar de enriquecerse en los pliegues del Estado, estaría en la cárcel. Aquí, no. No dejarles en paz es una cuestión de conciencia.
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