
No conocía esta traducción de Ulises, del profesor García Tortosa que ese tipazo de Ian Gibson decía que era la mejor que hay en castellano. Me he hecho con ella estos días y estoy leyendo y disfrutando como nunca no con los monólogos, sino con los soliloquios (soliloqueos* también) de ese Leopold Bloom que se me aparece como un pobre diablo, sí, pero uno di nos, uno cualquiera de nosotros, zambullido en sí mismo, yendo de la vida a la muerte, y vuelta, de la risa al llanto, de los apremios domésticos a las ensoñaciones, de la piedad a la tímida maledicencia, sintiéndose de más, fuera de lugar hasta a pie de fosa, temiendo que esta sea la propia…. A Joyce le inquietaban los efluvios cadavéricos eso me queda claro, la pobre de las postrimerías.
* ¿La historia? «Pesadilla de la que nunca despiertas» (7/155 y 2/38)
** Soliloquio: loquear en solitario, quedó dicho en otra parte.
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