El horror de nunca acabar (Pablo González)

Sigo las noticias de la detención, encarcelamiento en régimen de cuasi-secuestro del reportero Pablo González con creciente inquietud. La actuación polaca es canallesca por parte de su policía, sus servicios secretos, su magistratura y esa fiscalía que pide rejón y tiempo para fabricar pruebas; la española me temo que no le va a la zaga (las reciente declaraciones de Pedro Sánchez son una prueba de lo que digo). No se trataba de respetar y callar como lacayos, sino de protestar en firme a nivel diplomático por la conculcación de toda la normativa europea de derechos humanos y políticos, aplicable a Pablo González, practicada por Polonia. Antes de la guerra Polonia, por su régimen autoritario-policial, dudosamente democrático, estaba amenazada de expulsión de la UE, ahora, gracias a Putin y a la guerra en Ucrania, funge de paladín de la democracia con el aplauso de los que ayer abucheaban. Y si alarmante resulta la actitud del Gobierno español, repulsivos son los comentarios que pueden leerse en redes sociales contra alguien que no ha sido juzgado con garantías y no cuenta con una efectiva defensa, al revés, alguien que: la canalla nacional, prensa y publico amigo del descabello, está de fiesta.

La Fiscalía polaca pide prolongar la detención del periodista Pablo González.- La solicitud será examinada por el tribunal regional de Przemysl (sureste) el próximo 23 de agosto. La Agencia de Seguridad Interna (ABW) polaca acusa a González de trabajar para la inteligencia militar de Rusia (GRU).

La pesadilla del periodista Pablo González continúa frente a un atronador silencio mediático e institucional

Pablo González

¿Qué vas a decir que no se haya dicho ya sobre la detención de Pablo González? Palabras que chocan contra un muro de lejanía, de desinterés gubernamental o de cobardía dolosa, y de maneras régimen filopoliciaco, como es el polaco. La información sobre el caso es abundante desde hace meses, pese a los silencios corporativos e institucionales. En el caso de este periodista se han violado todas y cada una de las garantías jurídicas y procesales que otorgan a sus ciudadanos los países de la Comunidad Europea, a la que pertenece Polonia, aunque antes de la guerra ruso-ucrania ya estaba en el punto de mira de su expulsión. La indefensión que está padeciendo es extrema, su familia no puede contactar con él –tiene que justificar a ver por qué sus hijos quieren hablar con su padre…–, su abogado de confianza no ha tenido acceso a las pruebas acusatorias ni a la actuaciones judiciales, el polaco tiene restricciones propias de un régimen totalitario, el cónsul español no se sabe bien qué hace, pero debería hacerse público para que la opinión pública estuviera debidamente informada. La crueldad, la indefensión y la fabricación policial-militar de pruebas planea sobre este asunto en el que el Gobierno español no está cumpliendo, que se sepa, con la defensa efectiva y firme de unos de sus ciudadanos.

Cañones y mazmorras

Occidente no parece que tenga un interés especial en conseguir a corto plazo la paz en  Ucrania en la medida en que no hace sino enviar armas, municiones, instructores pertrechos a Ucrania, con el fin de que no corra peligro alguno de apagarse una guerra de desgaste. El pretexto es que Zelenski se defienda de la agresión rusa. 

El papa de Roma por su parte acaba de decir que esta guerra podía haberse evitado o cuando menos que quien la maneja no hizo nada o muy poco para evitarla, y algo más grave, que sus beneficiarios son los fabricantes de armamento de último diseño y que Ucrania sirve para probar este; algo que ya sucedió en otras guerras. Apunta el papa una información reservada según la cual la OTAN  hizo todo lo posible para que la guerra se produjera «ladrándole» a Rusia en la puerta de su casa, algo que al Kremlin le resulta intolerable. Así las cosas y como la idea madre es que hubo una invasión injusta, inexplicable y caprichosa, como la que practicaron los Estados Unidos en Irak, aunque con un resultado menos espectacular para el invasor en este caso, el invadido recibe a diario todo tipo de armamento para acabar con el invasor en beneficio a corto plazo de la OTAN, los Estados Unidos y una Europa que nos tiene que contar un cuento nuevo para convencernos de su independencia y soberanía. Hay que aplastar al invasor y obligarle a retirarse del país invadido, que ya estaba en guerra desde 2014. Hay que armar el fortín legal sobre los crímenes de guerra cometidos y sobre las fosas comunes que apuntan a ejecuciones masivas que no admiten prueba en contra. No hay otra información que la muy multiplicada, por todos los medios, de los estados mayores de Ucrania y del apretado racimo de sus aliados, bajo el paraguas de la OTAN o por libre. Las voces disidentes se reputan de inmediato como pro-Putin o pro-Rusia que es peor, obviando que hay una población rusa que no está con la guerra, por no hablar de una cultura que se ha demonizado de pronto a niveles inconcebibles.

Y a propósito de crímenes de guerra y su relación con los cañones. El mayor perpetrador de crímenes de guerra, los Estados Unidos, ha conseguido la extradición de Julian Assange con el fin de procesarlo, maltratarlo y encarcelarlo de por vida por haber descubierto la cara oculta de ese país que funge de paladín de las democracias y oculta que es un provocador de desordenes y de crímenes impunes allí donde arma guerras injustas y de invasión. Los crímenes de guerra existen si se habla de ellos, no si son ocultados y hurtados a los mismos tribunales internacionales que ahora mismo son azuzados contra Rusia. Wikileaks sirvió para probarnos de manera cumplida que los poderes occidentales están sustentados en el crimen de Estado y en canalladas inenarrables. Su información era contra el engaño sistemático de la ciudadanía. Podías creerte lo que te mostraban o no, pero lo publicado ahí queda como un monumento a la información veraz, más allá de esa marranada de los secretos de estado y sus conveniencias… ¿Qué futuro le espera a Julian Assange en manos norteamericanas? Feo.

Y a propósito de conveniencias, está visto que al Gobierno español no le conviene incomodar al polaco con el asunto de la arbitraria detención y encarcelamiento preventivo de Pablo González y su insuficiente atención diplomática. Al revés, por acción u omisión ha contribuido a expandir insidiosas sospechas sobre el detenido. Aquí no cabe el algo habrá hecho, sino la denuncia firme frente a un país que en otros momentos ha hecho méritos para ser expulsado de la Unión Europea. Un silencio, el del miedo, que no tiene en otros lugares, como por ejemplo Argelia, a quien en defecto de ETA ha acusado de bailar al son del pandero moscovita. ¿Qué futuro le espera a Pablo González en manos de un país, Polonia, cuyo sistema jurídico ya estaba en tela de juicio antes de que empezara la guerra? Sombrío, a no ser que se produzca una firme intervención política por parte española y una defensa mayoritaria de la prensa nacional en defensa de Pablo González y en contra de la política represiva de Polonia que la acogida de refugiados ucranianos no puede enjuagar.

*** Artículo publicado en Diario de Noticias, de Navarra, y en otros periódicos del Grupo Noticias, el 19-VI-2022

La otra guerra

Se veía de lejos: la pandemia estaba siendo un negocio de incalculables proporciones en manos de unos mafiosos de alcurnia y mucha patria rojigualda, ligados a los cargos electos de la derecha. Es decir, el dolor de millones engordaba las cuentas corrientes y las urnas de unos pocos. No van a dimitir y es muy dudoso que sean condenados en firme en tiempo hábil. La guerra es un capote de primera para toda suerte de canalladas institucionales o parainstitucionales, como es el caso: las cloacas donde bullen intermediarios, logreros, parientes, amigos, parapolicías, auténtica gentuza… Era la selva, dice Almeida y con él sus secuaces, para excusarse de su falta de escrúpulos y de sus alegre mirar para otra parte. No, no era, es la selva y no solo ellos forman parte de ella, sino que la cultivan con esmero y la hacen día a día más espesa, intrincada, cerrada, una mina.

En Madrid estaban muriendo miles de personas en condiciones inhumanas, que la fiscalía se ha negado a investigar, mientras a costa del virus se hacían negocios fabulosos, y no solo del virus, sino hasta de las inclemencias del tiempo y sus tormentas, como sucedió con la  Filomena.

La Filomena ha destapado una desvergüenza ligada a la Comunidad de Madrid que resulta asombrosa: se contratan máquinas desguazadas hace décadas, lo que prueba la existencia de un mercado subterráneo por completo delictivo (nada nuevo) y se contratan tractores que tienen el don de la ubicuidad porque están activos en dos sitios a la vez: una especie de San Martín de Porres en forma de tractor. Y no pasa nada. Bailan millones que van a parar a bolsillos de parientes, amigos y demás interesados. Millones que se han escatimado a la sanidad publica, esto es, al bien público. Y la Ayuso y el Almeida tan ternes, como si no fuera con ellos, hele, hele… la verdad es que desvergüenza no les falta.

A ver cuánto tiempo tarda en desinflarse esta solemne canallada de los patriotas rojigualdos que, durante la pandemia,  querían echar una mano… al cajón está claro, y la echaron y se forraron… y ahora dice el noble mangante que es culpa de la izquierda el haber sido descubiertos. Canallas.

Con razón «pasaba» la Ayuso de los muertos en las residencias, pues no era poca la basura que tenía y tiene a sus espaldas. Le convenía que, como de costumbre, lo cometido y sucedido se fuera olvidando; pero no ha sido así, aunque no haya tenido las consecuencias penales que requiere el caso. Debería estar en prisión, pero anda dando conferencias. La guerra, ya se sabe. Lo importante es la guerra y si falla, la ETA.

Es de no creer… No, qué va, es de mucho creer porque lo ahora descubierto es de una absoluta coherencia con un clima de impunidad y saqueo a la sombra de las instituciones o de sus arcas que viene de lejos. La trampa y la doble moral son una cultura que con los sucesivos gobiernos de la democracia postfranquista no ha hecho sino fortalecerse.

La guerra, mucho más que ruso-ucraniana, será un capote de canalladas en los escenarios habituales de ese cenagoso país ayusoalmeido, no lo dudo, pero no lo enjuaga todo, ni en ese extraño país-furúnculo que bautizan como faro de las Españas ni en otros escenarios.

Por ejemplo, por mucho ruido que haya, la poco decorosa actitud del Gobierno español con el periodista Pablo González, encarcelado de manera canallesca por Polonia, no consigue pasar del todo inadvertida. Estaban mal informados cuando vomitaron cieno en sede parlamentaria o mintieron a sabiendas, algo que podía ser grave en otros países, donde los políticos dimiten por un café mal pagado, pero no aquí, donde es costumbre inveterada y donde la mentira se eleva a verdad revelada gracias a los aplausos del tendido.

La guerra, la guerra, esto también es la guerra, de las grandes catástrofes ya se ocupan los medios hora a hora, las que parecen daños colaterales, también cuentan.

El periodista Pablo González se encuentra en una situación de verdad comprometida en manos de un país, Polonia, que estuvo amenazado de expulsión de la UE, y no vemos que reciba la ayuda que necesita ni jurídica ni institucional ni afectiva por mucha palabrería diplomática que pongan en el menú.

*** Artículo publicado en el Diario de Noticias, de Navarra, y en otros periódicos delGrupo Noticias, el 10-IV-2022