«La navaja de escribir»

1405955793_902633_1405956563_noticia_grande«La navaja de escribir…» Algo así me dijo Rafael Chirbes la primera vez que hablamos: hay clases sociales (y no solo en Madrid) en las que solo se puede entrar a punta de navaja. La navaja, ni siquiera el bisturí, eso lo dice todo.

Ramón, «psicólogo de las cosas» que vivía cerca «del manicomio de los libros viejos», en un escenario abigarrado, no muy higiénico, en opinión de reyes, mezcla de todo lo habido y por haber, de lo muerto y dejado de lado, de lo recogido en el arroyo del Rastro y de lo llegado de muy lejos: las casas de los muertos, los carros de los traperos…

«Ramón: Hijo de tu pueblo, golfo intelectual de la villa y corte: bajo la gorra sospechosa de tu ironía, te veo escabullirte, saltando sobre el «Carolus» de la calle empedrada, con la navaja de escribir en la mano. Solo tú sabes por dónde se está desangrando, gota a gota, el corazón de Madrid».

Alfonso Reyes, enero de 1918, casi en la época en que lo retrata Diego Rivera en compañía de sus libros mayores.

RamónGómezdelaSerna

El jinete del aire (Alfonso Reyes)

ALFONSO-REYES-20-1Octavio Paz en el fallecimiento de Alfonso Reyes (El jinete del aire):

«Admirable prueba de salud moral: en una época sorda a fuerza de gritar, un hombre enfermo, encerrado en su biblioteca, casi sin esperanzas de ser oído, se inclina sobre un texto olvidado y pesa imágenes y pausas, ritmos y silencios, en una delicada balanza verbal. Ante un mundo que ha perdido casi completamente el sentimiento de la forma, al grado que la frase hecha, después de conquistar periódicos, parlamentos y universidades, se convierte en el medio de expresión favorito de poetas y novelistas, el amor de Reyes al lenguaje, a sus problemas y sus misterios, es algo más que un ejemplo: es un milagro.»

Alfonso Reyes (1889-1959)… Lo pienso ahora en el Madrid de los años diez, cuando en 1917, recién llegado a España, escribe «Cartones de Madrid» y habla de sus mendigos, de sus monstruos, toros, barrios bajos y de la Residencia de Estudiantes, y de Valle. Lo leo en su «Tertulia de Madrid» ( literaria): Azorín, Juan Ramón, Valle, RAMÓN, Galdós y Rubén.

Rafael Romero Calvet

Rafael Romero Calvet que «dibuja la máscara nocturna de la ciudad», dibujante-ilustrador del que mucho me ha hablado Manolo Gulliver, que le tiene devoción. Otra vida trágica que terminó en un manicomio donde fue recluido muy joven. Lo bueno que tienen los amigos que saben más que tú (u otras cosas) es que te muestran territorios que desconoces y te invitan a asomarte a ellos.

«Un recuerdo para este singular amigo, Romero Calvet, que murió cuando ya no estaba yo en España. No sólo era un gran dibujante, sino también u autor de rarísimos cuentos, heridos por el aletazo de la locura. Y por cierto que había locura en sus ojos, orbes redondos llenos de sueño y sueños. Creo que no pudo conserva rla razón hasta el finnde sus días: sabía demasiado, estaba en el secreto, veía más allá de nuestras fronteras habituales…»

Alfonso Reyes en «Historia documental de mis libros»