Fernando Iriarte, la UPNA y un cuadro desaparecido

“Solo quiero que la UPNA diga de una vez adónde llevó el cuadro a restaurar y quién lo ha tasado”

La entrevista se publica hoy en la edición digital de Diario de Noticias, de Navarra. Llama la atención la actitud poco digna del Rectorado de la Universidad Pública de Navarra al no querer dar el nombre del supuesto tasador, caso de que lo hubiera y que tasó la obra a la baja para minimizar el daño y se trato de una falsificación, o el nombre comercial de la empresa restauradora que se llevó un cuadro de un edificio institucional para no devolverlo jamás. Como dice Fernando Iriarte, la obra era o es (caso de que todavía exista) de la UPNA y está pagada con dinero público, pero la UPNA no puede hacer con ella lo que quiera, a su destrucción me refiero, ni venderla o transmitir su propiedad por el título que sea.
Da que pensar, insisto, en que detrás de todo este cuento largo no ha habido empresa restauradora alguna y que el tasador no existe, porque no hay motivo para tener confidencialidad de ninguna clase. A no confundir la confidencialidad arbitraria con el encubrimiento, la ocultación o la elusión de responsabilidades.
Se entiende mal que, constatada la desaparición del cuadro en 2015, se presente denuncia en 2002, cuando de bienes públicos se trata… Caramba.
Todo lo que cuenta a Iriarte suena a pufo y a cacicada de indocumentados y a mentiras oficiales.

Long time passing…

No tengo ahora mismo a mano ningún ejemplar de ese libro. Sé que es de 1987 y sé que le llamé a Txema Aranaz, de Pamiela, para proponérselo en la mañana del día de Reyes de ese año. Nos reunimos en Casa Paco, en el Rincón de San Nicolás, y hablamos de esa «exquisitez» bibliográfica, mientras dábamos cuenta de un opíparo almuerzo, entre vahos de cocina invernal y humo de cigarrillos y de farias. Otros tiempos. Long time ago… La cubierta y las ilustraciones del interior las hizo Pedro Salaberri, cuando teníamos amistad. Eran otros tiempos. Las cosas no se habían enconado, como se enconaron luego. Hace muchos años que no nos vemos, muchos; pero no puedo dejarlo fuera de mi novela desordenada porque contó en mi vida durante años, en su estudio de la calle Zapateria, en su casa de la Txantrea en alguna ocasión. Tengo algunos cuadros hermosos. Me hizo varias cubiertas para mis libros, dos ex libris, ilustró el Pamplona del 94… no voy a ser yo quien lo deje fuera de mi memoria.
El título surgió en una cena con Luis Antonio de Villena en un restaurante pijo de Madrid (me importa un carajo si él se acuerda o no). En Mundinovi (Gazeta de pasos perdidos) agavillé muchos de los artículos literarios escritos en años anteriores y publicados en «periódicos del Norte», artículos que me gustaría volver a escribir aunque no sé si podría ni dónde, pero conforman un mapa bastante exacto de mi mundo literario. Otros tiempos… que añoro, sin duda… long time passing… y me lo cuente como me lo cuente, siento que estoy en los amenes de una vida de escritura… Tocan a recuento urgente y lo hacen a rebato… Cada nuevo libro es una incógnita, podré o no podré…

Y ha sido con el repiqueteo del long time passing que he dado con la famosa canción de Pete Seeger, de quien me habló hace más de cincuenta años esa gran persona que es Joaquín Díaz… el tiempo era siniestro o así vivido.
https://youtu.be/JSda7wAIUus

El xilo

Ese es el xilo del frontis del trinquete de Ahetze. Como es imprevisible la dirección que puede tomar la pelota que logres colocar ahí, el tanto no lo tienes asegurado, pero casi. Es un golpe de destreza (y suerte). Patxi Irigoyen (difunto), hacía viguerías con la pala. Fue profesional en el Colón de Barcelona. Me gustaba mucho jugar a frontón, desde crío, y a trinquete, mucho… en los frontones de Larraina, de Obanos, del Seminario (saltando la tapia en plan furtivo), de la huerta de los San Martín, del Tenis, de Noain… aún conservo las pelotas de paleta-cuero, pero eso pertenece ya a otra vida. Cualquier día íbamos a quedar para echar unos partidos… pero no hubo otro día y cada cual se fue por su lado o poco menos. Envejecimos.
Item más: Pedro Salaberri tenía mal perder (me acuerdo: «En la mesa y en el juego se conoce al caballero».

Lokiz

La imagen puede contener: cielo

Esta sierra de Lokiz es de Pedro Salaberri, de hacia 1982. Una de mis bisabuelas era de allí cerca. Tierra Estella, las Amescoas. Salaberri no podia estar fuera del viaje alrededor de mi cuarto. Me gustó mucho ese cuadro cuando lo vi en una exposición en lo de Morrison. Se lo compré a plazos. Y un día, en los porches de la plaza, me dijo que dejara de pagarle el cuadro, que ya estaba bien. Muchos años de relación, de estima, de conversaciones en su estudio de la calle Zapatería, de cuadros vistos y escritos, aunque al final la riada nos empujara para orillas distintas. Aunque me hayan sacado de la memoria común, no voy a responde con la misma moneda. De tiempo irreprimible habló T. S. Eliot. Salaberri ilustró Mundinovi (1987) y mi libro sobre Pamplona (1994), hizo varias portadas de otros libros, me dibujó dos ex-libris… tengo hasta un cuadrito de desecho. Que al final no nos entendiéramos, no quita para que sea una presencia ineludible por completo en mi vida cuando de contar su viaje se trate. Salaberri es de los personajes del mundo de Los Santos Oleos, más curioso que ha dado Pamplona
Damian Flores Llanos también ha pintado esos territorios, desde su vertiente alavesa, que no estoy muy seguro de que no le resulten muy exóticos.Esos territorios son cercanos a la República de Ioar, la de Pabo Antoñana, cuya viuda ha fallecido estos días. La vida y sus recuerdos se deshilachan como banderas de plegaria tibetanas, colocadas en un collado por donde pasen espíritus y caminantes. [Novela desordenada]