Un recuerdo y dos poemas

Hace ya dos años que terminé de plantar un liquidambar que costó mucho trabajo porque el terreno está macizado de escombro y restos de obra, antiguas vigas de roble, ferralla y demás nutrientes, eso al margen del barrizal, y hubo que sanear y rellenar con buena tierra. Carlos Arraiza (Carlitos) llamaba todos los días para preguntar cómo iba la plantación de su árbol. Hasta que no llamó más. El árbol ha crecido bastante en estos dos años, pero no acaba de cuajar en su colorido. Hace falta tiempo, para todo. Tiempo, el que pierdes de manera lastimosa. Le echo de menos al Carlitos (nos conocimos hace 68 años dicen las fotografías de entonces), pero creo que ese va siendo el estado natural (a cierta edad quiero decir): echar de menos lo que has perdido, lo que vas perdiendo sin reparar en ello hasta que se hace tarde. Perder hasta lo que no has tenido nunca.

UN ARTE (Elizabeth Bishop)

No es difícil dominar el arte de perder:
tantas cosas parecen llenas del propósito de ser perdidas,
que su pérdida no es ningún desastre.
Perder alguna cosa cada día. Aceptar aturdirse por la pérdida
de las llaves de la puerta, de la hora malgastada.

No es difícil dominar el arte de perder.
Después practicar perder más lejos y más rápido:
los lugares, y los nombres, y dónde pretendías
viajar. Nada de todo esto te traerá desastre alguno.

He perdido el reloj de mi madre. Y, ¡mira!, voy por la última
—quizás por la penúltima— de tres casas amadas.
No es difícil dominar el arte de perder.

He perdido dos ciudades, las dos preciosas. Y, más vastos,
poseí algunos reinos, dos ríos, un continente.
Los echo de menos, pero no fue ningún desastre.

Incluso habiéndote perdido a ti (tu voz bromeando, un gesto
que amo) no habré mentido. Por supuesto,
no es difícil dominar el arte de perder, por más que a veces
pueda parecernos (¡escríbelo!) un desastre.

DECLARACIÓN DE PÉRDIDAS (Hans Magnus Enzensberger)

Perder el pelo, perder la calma,
¿me explico?, perder el tiempo,
librar una batalla perdida,
perder peso y esplendor, perdón, no importa,
perder puntos, déjame terminar de una vez,
perder la sangre, perder al padre y a la madre,
perder el corazón, hace tiempo perdido
en Heidelberg, y ahora otra vez,
sin parpadear, el encanto de la
novedad, olvídalo, perder los derechos civiles, me doy cuenta,
perder la cabeza, por favor,
si no puede evitarse,
perder el Paraíso Perdido, y qué más,
el empleo, al Hijo Pródigo,
perder la cara, que le vaya bien,
dos Guerras Mundiales, una muela,
tres kilos de sobrepeso,
perder, perder, y volver a perder, hasta
las ilusiones perdidas hace tanto tiempo,
y qué, no desperdiciemos una palabra más
en la tarea perdida del amor, digo que no,
perder de vista la vista perdida,
la virginidad, qué lástima, las llaves,
qué lástima, perderse en la multitud,
perderse en las ideas, déjame terminar,
perder la mente, el último céntimo,
no importa, termino en un momento,
las causas perdidas, toda sensación de bochorno,
todo, golpe a golpe,
¡ay!, hasta el hilo del relato,
el carnet de conducir, las ganas.

Un comentario en “Un recuerdo y dos poemas

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